Fallecimiento de la profesora Hebe Clementi
La Académica de Número Lic. María Sáenz Quesada evoca en el texto adjunto a la Profesora Hebe Clementi, recientemente fallecida. A través de esa semblanza la Academia Nacional de la Historia quiere sumarse a su recuerdo La Profesora Clementi fue una destacada historiadora que dejó un importante legado en el campo de la historia argentina y americana, a través de sus escritos y de su enseñanza.

HEBE CLEMENTI
Hebe Clementi se destacó desde joven; mereció becas, publicó libros, escribió artículos, enseñó en la Universidad y en todo demostró su vocación de historiadora y educadora. En los últimos años, la enfermedad la alejó del quehacer cultural al que contribuyó con inteligencia y entusiasmo. Ha dejado una honda huella entre quienes compartimos el oficio de historiadores.
‘Madraza’, en el buen sentido del término, sumó amigos, colegas y discípulos al hogar que formó con Gregorio ‘Goyo’ Schvartz y sus hijas, Graciela, Claudia y Marcia, que era también una suerte de centro cultural de las artes plásticas, la edición y la escritura de libros de ficción, humor y desde luego historia.
Nuestra amistad surgió en los últimos años de la dictadura y continuó en el marco del amplio escenario que nos abrió la recuperación de la democracia. Hebe, como Directora Nacional del Libro creó el programa ‘Leer es crecer’, título que sintetiza su confianza en la capacidad transformadora de la lectura. También impulsó la historia oral como una forma eficaz de acercarse al pasado.
Publicó numerosos libros, algunos de carácter pionero por el enfoque o por el tema elegido: La abolición de la esclavitud en América latina; Rosas en la historia nacional; El radicalismo. Nudos gordianos de su economía; Juventud y política en la Argentina; El miedo a la inmigración, La historia como cultura; Manuel Gálvez atravesando la historia argentina; Biografía de María Rosa Oliver; Migración y discriminación en la construcción social; La frontera en América; Historia para mañana. Recuerdo otras valiosas contribuciones suyas en revistas especializadas y en particular las que escribió para Todo es Historia.
Su rica y por momentos compleja personalidad, se refleja en la entrevista que le hicieron Carmen Sesto y María Inés Rodríguez, verdadero ejemplo de historia oral (Hebe Clementi, una vida de historia (Voces recobradas), que narra paso cómo fueron su núcleo familiar, su formación intelectual y las inquietudes que la llevaron a intervenir en política y a ejercer cargos públicos; siempre de la mano del trabajo en historia. Estas conversaciones describen no solo su trayectoria personal, sino toda una etapa de la cultura y de la educación en la sociedad argentina.
Hebe, nacida en el barrio porteño de Villa Luro, y educada en el de Versalles, era hija de inmigrantes italianos de primera generación, campesinos oriundos de Las Marcas, en los antiguos Estados Pontificios. El padre trabajó en el ferrocarril y progresó sin retacear esfuerzos. Esta familia que valoró las oportunidades que ofrecían la educación pública y la biblioteca popular, ciertamente disponía de poco o ningún tiempo para el ocio, y de mucho más para el trabajo, el estudio, e incluso la práctica de la lectura en voz alta, hoy olvidada.
Ese país que hoy resulta lejano, inspiró la obra de Hebe a lo largo de toda su vida. En otra palabras, ella hizo del estudio de la historia un elemento poderoso de comprensión de la sociedad. En esto abrió caminos. Profesora en las Universidades Nacionales de Buenos Aires y La Plata; en las del Salvador y de Belgrano; en el Instituto del Profesorado y en el Colegio Nacional de Buenos Aires, formó alumnos; muchos de ellos la recordaron en estos días. A su vez, ella reconocía en el académico Julio César González a un verdadero maestro en su formación profesional. Y en el doctor Enrique M. Barba a quien le posibilitó enseñar Historia de América.
Se plantó en el debate historiográfico con el libro Rosas en la historia nacional (1970), que ofrecía al lector desconcertado en el laberinto de acusaciones mutuas desde las respectivas trincheras de la llamada historia oficial y del revisionismo, una serie de documentos analizados con rigor , problema por problema, aplicando el método de la investigación histórica a través de la historiografía.
Respetuosa del aporte de varios autores revisionistas, fue crítica de los que dentro de esa corriente desconocían el aporte de las migraciones de los siglos XIX y XX en la formación de país. Dice: “Nuestra Argentina de hoy no se concibe sin el fenómeno migratorio, y no puede hacerse historia si no se parte del presente”.
Siguió a este libro otro no menos relevante: La abolición de la esclavitud en America Latina, pionero en cuanto a la amplitud del escenario elegido tanto y en el estudio de la raíz africana en las sociedades americanas.
Siempre atenta a las preocupaciones de su época, se sumó al radicalismo que expresaba Raul Alfonsin, en el Centro de Participación Política. Acompañó dicho compromiso con trabajos sobre la Unión Cívica Radical, y la filosofía del Krausismo. Como funcionaria, Hebe difundió la lectura en todo el país, y esa mirada volcada a las culturas de la Argentina profunda, fructificó en su última obra: Una historia para mañana.
“Estas páginas son las que más me han costado”, dice en la dedicatoria del ejemplar que guardo en mi biblioteca, firmada en marzo de 2008. La obra, destinada a responder preguntas de los docentes tanto de la escuela primaria como secundaria, acerca de como trasmitir nuestra historia, destaca mas que a los héroes de la narración clásica, a las regiones como clave para comprender la articulación del espacio en la construcción de nuestro país; en consecuencia se presta atención a la herencia indígena, al aporte africano y al peso de las sucesivas migraciones; a la gente común en sus fiestas, sus modismos, sus creencias y a la respuesta de cada uno a los desafíos del medio en que habita. Cita al Cura Brochero y al jesuita Dobrizhoffer; Joaquín V. González y Miguel Angel Cárcano; Ricardo Rojas y Atahualpa Yupanqui. Finalmente, aboga por un Mercosur cultural, “en torno a la unidad de valores de una comunidad más sana y mejor integrada” que deje atrás definitivamente a las fronteras militarizadas.
Creo que esta llamada a nuevas formas de trasmitir la historia es el mejor legado de quien fue en vida una maestra y una amiga.
Por Lic. María Sáenz Quesada


